lunes, 28 de marzo de 2011

Vino drogado

De la importancia del vino en la civilización occidental se pueden escribir varios libros. Al ser un alimento que requería un proceso de elaboración complejo, los griegos lo empezaron a asociar a la cultura y la tecnología.[1] De ahí que el bueno de Dionisio se marcase viajes por el Mediterráneo, repartiendo conocimientos y viñedos. Pronto cualquier ritual que se preciase tenía el vino (y el pan) como elementos. Los cristianos como herederos de todo esto, no iban a ser menos, siendo la conversión del vino en sangre uno de los milagros punteros que hoy día aún se mantienen. Así que el vino y otros alcoholes, no sólo son una droga permitida, sino bien vista por el cristianismo más común, y por lo tanto, por casi toda la civilización occidental.

Pese a todo, el vino no suele ser una droga muy dura y cualquier consumidor habitual (y si vivías en la Edad Media eras consumidor habitual) podía con unos pocos vasos al día sin perder demasiada pespicacia. Pero no era la única droga conocida por el hombre y aquí es donde entran nuestras cartas, junto con otras estupendas drogas anuladoras de la voluntad.Un poco de zumo marchoso y tendrás a un eclesiástico fácilmente sugestionable. Parece que ni las drogas más duras pueden conseguir que alguien actúe en contra de sus convicciones morales más profundas, pero claro... es mucho suponer que nuestros sacerdotes tengan unas convicciones morales profundas.


  1. ^ Los griegos por supuesto no sabían cuán compleja era la elaboración y que un par de miles de años más tarde Sacharomyces cerevisiae sería omnipresente en la moderna Biología

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